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Yo maté a Ciro

Publicado: 2011-10-28

Héctor Huerto Vizcarra, historiador y magíster en Ciencias Políticas

http://marcayuq.wordpress.com

Pareciera ser, por momentos, que el país contiene el aliento cuando nuevos descubrimientos remecen la trágica historia de Ciro Castillo y Rosario Ponce. El cuerpo de Ciro es actualmente el fetiche de moda de la prensa peruana. Titulares, fotos en las portadas de los principales diarios y miles de comentarios en las distintas redes sociales lo confirman. Pero todos ellos se equivocan, yo maté a Ciro Castillo.

Efectivamente, provoqué su muerte intencionalmente y no solo la de él sino también de muchos otros Ciros que aparecerán en un futuro. Lo hice adrede sin importarme los sentimientos de sus seres más queridos. Sin pensar siquiera en las consecuencias. Lo único que deseaba era satisfacer mi morbo a toda costa, gozar con el dolor ajeno y quién sabe, hasta reírme un poco de todo eso.

En una sociedad en donde la privacidad no existe, en donde Magaly es un ícono de la televisión peruana más vista, esto no debería extrañarnos. Aquí no se trata de buenos o malos, ni siquiera de culpables o inocentes. De lo que se trata es de vender desgracias, sobre todo de personajes anónimos y relativamente marginales. Si no pregúntenle a Magaly el porqué no se mete con la vida personal de los congresistas. Estoy seguro que podría ser más interesante que la de los propios futbolistas.

Nos gusta juzgar porque somos incapaces de mirarnos a nosotros mismos. Tenemos errores e, incluso, nuestras propias desgracias, pero las ajenas nos sirven para olvidarnos de todo ello. Preferimos tirar la piedra a la primera persona vulnerable que encontramos a mano. Es una forma bastante cruel para sentirnos a gusto con nosotros mismos, a la vez que fingimos no darnos cuenta de la mediocridad rampante que nos rodea.

Yo maté a Ciro Castillo en la misma medida en que ustedes también lo hicieron. Y lo seguiremos matando cada vez que sigamos lucrando de los dramas ajenos. Seamos sinceros, en las últimas semanas hemos podido observar lo peor de la condición humana, y no me refiero necesariamente a Rosario. Beatas come-biblias haciendo vigilias religiosas, transeúntes anónimos convertidos en barristas y piquetes de linchamiento, expertos criminólogos convertidos en vedettes televisivas y ávidos lectores transformados en jueces sin rostro.

En pocas semanas podremos saber quién mató realmente a Ciro Castillo, si fue la propia naturaleza, su propia estupidez o la no tan astuta Rosario Ponce. Pero para entonces poco va a importar porque estaremos a la espera de una próxima víctima. Como diría Laura Bozo, que pase el siguiente muerto…

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* Los artículos reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente coinciden con la de Alerta Perú ni Forum Solidaridad Perú.


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